Hace poco volví a ver “D’Artacán y los tres mosqueperros” con cierto temor a que no hubiera envejecido bien a mis ojos o a que los buenos recuerdos que tenía de ella cuando la vi siendo niño se esfumaran de un plumazo al revisarla. Pero en absoluto ocurrió eso, al contrario me reencontré con una serie fresca, divertida, muy bien dibujada y animada y con unos guiones perfectamente elaborados que mantenían el interés capítulo a capítulo…todo esto sin dejar de ser una infantil, pero respetuosa en el fondo, adaptación del clásico de Dumas para niños. Donde a pesar de que los personajes son perros y recurren a secundarios cómicos atendiendo al público al que va dirigida, siguen abundando en sus tramas las intrigas palaciegas (cómo me ha gustado siempre este binomio de vocablos), las aventuras, el honor y sobre todo la exaltación de la amistad, sin duda el gran tema de la novela de la que parten.