Siempre me ha gustado el Miyazaki más divertido y desenfadado que el trascendental, profundo y porque no decirlo un poco pretencioso. Y aunque me encantan muchas de sus obras más serias siempre he preferido sus historias de aventuras, acción y humor sin más pretensiones. De entre todas estas mis favoritas son “Porco Rosso”, “Conan, el niño del futuro” y sobre todo “Sherlock Holmes”, la serie de anime que adaptaba muuuy libremente las aventuras del famoso detective creado por Arthur Conan Doyle. Protagonizada por unos estilizados perros antropomórficos y con vehículos de estética steampunk en continua persecución… ¡Y qué persecuciones!, de niño alucinaba con ese coche biplaza de Holmes y Watson que saltaba y hacía piruetas imposibles persiguiendo a los increíbles vehículos creados por su nemesis el profesor Moriarty y perseguidos a su vez por el patán inspector de Scotland Yard, Lestrade.