Alex, La Naranja Mecánica / Kubrick

naranja mecanica face

Con tan solo 10 años vi en un programa de TV llamado “La Clave” imágenes de varias obras de un cineasta del que proyectaban esa noche una película. Una de ellas era de un atraco en el que los ladrones vestían mascaras de payaso, otra que resultaba que había visto esa misma Semana Santa era de un esclavo gladiador llamado (como todos sus compañeros…) Espartaco, otra en la que salían unos grandes simios saltando frente a un enorme bloque negro y por último la escena de otra película en la que cuatro jóvenes extrañamente ataviados caminaban por un largo y oscuro pasadizo que les conducía a un pedigüeño al que apaleaban sin compasión después de burlarse de él. Tras ver esta peculiar colección de imágenes quedé profundamente impresionado y totalmente fascinado (aún recuerdo ese momento con total claridad). Fue todo cuanto pude ver esa noche porque mis padres me enviaron directamente a la cama en cuanto empezó la película que proyectaban esa velada, que era una de militares en la que salía el tipo de la Pantera Rosa haciendo varios papeles, era de risa…pero “Para mayores”.

Con los años pude descubrir y poner nombre a cada una de las películas cuyas imágenes había visto esa noche y que había rodado este tipo misterioso cuyo apellido, Kubrick, tenía en mi cabeza resonancias de un enigmático puzzle, el nombre del famoso cubo de dados de colores que triunfaba por aquel entonces entre los niños y no tan niños.  Así poco a poco pude ver toda su obra, las primeras en la TV, a veces en video e incluso sus dos últimas obras las pude disfrutar en pantalla grande en el cine. Y cada nueva cinta que visionaba me confirmaba que este cineasta era alguien tan tremendamente único como irrepetible.

Pero, ¿qué era lo que hacía tan especial y único a Stanley Kubrick? ¿Por qué sus películas me resultaban tan hipnóticas? Creo que hay dos cosas principalmente que definen la obra de este director y que a día de hoy aún me siguen fascinando: Su inabarcable fuerza visual plagada de recursos fílmicos y encuadres de una inmensa belleza y el profundo retrato que hace en sus historias de la especie humana en eterno conflicto entre sus instintos primarios (en definitiva su animalidad) y su intelectualidad e inteligencia.

Sus películas no son nada fáciles porque provocan sentimientos encontrados. Porque bucean en lo más profundo del ser humano y en muchas ocasiones sacan a la luz facetas de este, muy duras de reconocer como propias. Kubrick no juzga a sus personajes, se limita a seguirlos, y tan pronto descubrimos que son verdugos como víctimas de sus propias vivencias o de las circunstancias y el entorno que les rodea.

Kubrick no da respuestas, al contrario…plantea preguntas cuya solución debe descubrir cada espectador por sí mismo. Poco amigo de los “happy ends”, sus películas realmente nunca acaban, tienen finales abiertos nada cómodos que continúan en la mente de quien las ve y resuenan en esta largo tiempo después de visionarlas, lo que las hacen perdurables y eternas.

Una cinta paradigmática de todo esto que digo y una de mis favoritas de su corta pero intensa filmografía es “La Naranja Mecánica”. Basada en la novela de mismo título de Anthony Burgess, esta historia que supuso en su momento la obra más polémica del realizador, transcurre en un futuro distópico y tiene como protagonista a Alex DeLarge, un joven sociópata,  líder de una banda de delincuentes a los que llama sus «drugos» (en ruso: colegas) y obsesionado con la ultraviolencia pero al mismo tiempo empedernido melómano enamorado de la obra de Beethoven.

A esta cinta se le recibió como incitadora a la violencia y se le acuso de hacer apología de esta. Kubrick la defendió argumentando que responsabilizar a una obra como la que había rodado, de los actos de violencia que ocurrían en el mundo, era un craso error. Porque su película únicamente daba su visión de esta pero no la creaba ni la provocaba. A pesar de esto, la exhibición de esta película fue irremisiblemente prohibida en varios países durante muchos años.

Y es que realmente lo que más bien hace “La Naranja mecánica” es una crítica al mundo de la psiquiatría cuestionando las teorías conductistas de la psicología que aseguraban poder reformar los comportamientos no deseados en los delincuentes. Y esto fue lo que levantó muchas ampollas en la sociedad bien pensante de la época, cuestionar al sistema y el hecho de que la cinta permitiera empatizar con el delincuente protagonista que resultaba tremendamente atrayente durante toda la película y con el que además el espectador sufría al asistir en la segunda mitad del metraje a la tortura a la que lo sometían sus víctimas, ahora convertidos en verdugos.

Pero finalmente el tiempo pone las cosas en su sitio y una vez superado este periodo de censura, la obra pudo por fin exhibirse y ser disfrutada por varias generaciones de cinéfilos que la colocaron en el sitio que merece estar, que es junto a las grandes obras de la historia del cine y del arte. Y es que Stanley Kubrick, nunca sabremos si de manera intencionada, siempre va estar rodeado por un aura de director maldito y de culto, pero también, pese a quien le pese, de genio perfeccionista, de visionario y de inmortal leyenda del cine.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s