Y como no hay dos sin tres, aquí cierro mi trilogía particular dedicada al gran Clint Eastwood con un personaje que no podía faltar, hablo por supuesto del inspector Harry Callahan. Desde que vi por primera vez “Dirty Harry” (“Harry el sucio” en español) me fascinó por ese guión que funciona como un mecanismo de relojería, por la imaginativa dirección y puesta en escena de Don Siegel (uno de los mentores de Eastwood en el arte de dirigir películas), por la genial banda sonora de Lalo Schifrin, por el antológico villano Scorpio que interpreta magistralmente Andy Robinson y como no, por la sobria y lacónica interpretación de Clint Eastwood que termina de redondear un clásico del cine policiaco que cada día me gusta más.