«The Mandalorian» me ha reconciliando con «Star Wars» porque conserva el espíritu de la trilogía original trayéndonos de nuevo sus icónicos paisajes desérticos y su aire de aventura clásica. Ahora los personajes secundarios de las películas originales toman el protagonismo y amplían el universo de la saga galáctica en una perfecta mezcla de western espacial, aventura en estado puro y unas gotitas de «El Lobo solitario y su cachorro». Y todo esto es solo mérito de un hombre, Jon Favreau, que ha sabido entender como nadie qué es Star Wars y qué la hizo grande.
Lo mejor de esta serie es su simpleza: Un caza-recompensas solitario con un pasado traumático y un encargo que cumplir que vive una aventura en cada episodio en una especie de Western espacial acompañado de una fantástica banda sonora. Esa falta de pretensiones es lo que la engrandece y es que la saga de Star Wars olvidó hace tiempo que menos es más, pero John Favreau, guionista y codirector de la serie, lo ha recuperado en una historia que sin Skywalkers y grandes batallas espaciales es más Star Wars que cualquiera de las últimas películas tan grandilocuentes como faltas de alma.
«The Mandalorian» está consiguiendo que vuelva a disfrutar como aquel niño que descubrió la aventura en una sala de cine hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana. Y esto bien que se merecía un fan art, así que he abierto un hueco entre todas las historias en las que ando liado y he dibujado este.
Alejandro Ortega 